Por Aymara Vigil
Las luchas revolucionarias por lograr la libertad final de Cuba, hoy nos devuelven mil historias donde predominaron los intereses en común, la identidad nacional, la cubanía y la amistad.
Un 1ro de mayo de 1952, dos grandes se conocieron para siempre: Fidel Castro y Abel Santamaría,y bajo el liderazgo de ambos jóvenes cobraría vida la Generación del Centenario. Sin embargo, con solo 26 años, la tiranía apagó la vida de quien fue calificado por Fidel como “el más generoso, querido e intrépido de nuestros jóvenes”.
Abel, premonitor y cuya gloriosa resistencia lo inmortaliza ante la Historia de Cuba,aún cuando tenía a su favor todas las posibilidades de salvarse, dijo imperativo que el que debía vivir era Fidel, y se inmolaba junto a otros asaltantes para que toda una Revolución triunfara.
Y Fidel vivió…
Vivió para encontrarse años más tarde con otro de los que aparecen una vez en la historia, que formarían parte de la incansable lucha por ver a una Cuba libre, el Che Guevara.
Bastó apenas una conversación de varias horas para interrelacionar sus vidas, en el empeño de combatir por la verdadera liberación de Cuba. La muerte de este otro grande, quien acompañó a Cuba en todo momento. Fue, como dijera Fidel, un golpe fuerte, un golpe tremendo para el movimiento revolucionario. Pero no significó el fin de sus ideas, el fin de sus tácticas, el fin de sus conceptos de guerrilla, el fin de su teoría.
De encuentros, relaciones, objetivos comunes se fue forjando una lucha, un empeño, un patria, una nacionalidad, una cultura. De ejemplos y legados de Abel, el Che y Fidel. Se fue conformando también nuestra identidad. Una identidad de lucha, de amor a la patria, de sacrificios.
Una identidad de resistencia que nos acompaña hasta hoy. Una identidad de revolución, de patriotismo, de intensa cubanía. Un sentimiento de orgullo pleno de haber nacido en esta Isla de tradiciones, historia y patriotismo. De sentirnos inmensos al decirnos: Cubanos.
nuestra nacionalidad, nuestro amor a la patria, el orgullo de ser cubano, no solo se concentra ahí, si se retocede el tiempo hay que tener en cuenta al motor impulsor, la primera maquinaria que dio sus primeros pasos y de ahí desencadenó lo demás: Félix Valera y Morales, se dice que nos enseñó ¿pero por qué? porque nos fomentó la instrucción cívica es decir ¿quién soy como ciudadano? ¿por qué soy de aquí? entre otras cosas más. De sus aulas partieron miles de seguidores, ejemplos: Rafael Maria de Mendive ¿quién fue este hombre a la postre? creo que no preciso decir más.
Bonito escrito este y con tanta razón. Nuestra nacionalidad, nuestro sentido de ser cubanos, pasa induscutiblemente por el sentimiento de lealtad y fidelidad en primer orden, a todo el proceso revolucionario que en nuestro país se ha vivido, ese mediante el cual se alcanzaron todas nuestras conquistas sociales y por el ejemplo imperecedero de hombres tan enormes como Abel, Frank País, el Ché y sin dudas de FIDEL CASTRO. Nuestra nacionalidad es eso, la suma de todos los grandes hombres que han vivido por Cuba.
Graciasperiodista por tan bella publicación.