Por Yaima Puig Meneses
Desde su abrazo la vida siempre sabe diferente; no importa cuán apretado o extraño pueda parecer a veces: su abrazo tiene un don incomparable, una ternura especial para cada instante. Y es que a pesar de los intentos, madre no es cualquiera.
Cierto que el cariño puede llegar como torrente incontenible desde muchos otros seres, pero el beso de una madre repara cualquier daño, cualquier pena. Y hasta crecen otros brazos que intentan sostenernos y parecen suficientes; pero en el fondo siempre sentimos que no alcanzan, a la armazón le faltan un par que allá, en lo más profundo de los cimientos, siempre vamos a echar de menos.
No importa cuántos obstáculos deba sortear, siempre está ahÃ: salvándonos de las pequeñas infelicidades, buscando la palabra oportuna, la mirada aleccionadora. Porque asÃ, sencillamente, son nuestras madres, mujeres llenas de temple y amor, que no escatiman horas ni segundos para hacernos sentir a salvo. Al menos asà me siento siempre yo entre sus brazos.
Poco importa si alguien la llama Cecilia, Carmen, o Alejandra. Mamá sencillamente resume amor, nostalgias, cariño incomparable, protección infinita… Y para tocar tal dicha, sabe esa mujer, la madre perfecta para cada hijo, fusionar acertadamente todo lo que resume su esencia: sostén incuestionable de la eternidad del cariño, perpetua confianza en los deseos, en los sueños…; porque siempre, y a pesar del tiempo, sabemos que andan a hurtadillas pendientes del más mÃnimo detalle o el más mÃnimo desvelo, sin lÃmite de horas, sin excusas, sin pretextos.
Nos marcarán las circunstancias y a fuerza de la experiencia diaria sabremos comprenderlo. Con el tiempo los ojos conocen de memoria las palabras; esas que aun sin pronunciarse, el andar cotidiano sabe demostrarles; y a pesar de resabios o comportamientos absurdos, siempre descubren un millón de formas para decir: ¡Te quiero!
Aunque ya hoy sea 9 de mayo, quiero enviar un beso a todas las madres cubanas, a todas las grandes madres cubanas, a la mia en particular. TE AMO MAMA!!!