Por Carlos A. Villanueva Morgado
Repasando viejos textos, recordé experiencias de mi temprana niñez, cuando los autos se perdían o salían de la parte baja de un parque ubicado en el centro de las calles Mercaderes, Muralla, San Ignacio y Teniente Rey. La curiosidad siempre me hacía preguntarme cómo era posible que debajo de un parque pudieran entrar y salir tantos autos y, un día mi padre, trabajador de la calle Muralla, me reveló el secreto…era un parqueo subterráneo.
Sobre este estacionamiento había un parque al que se accedía por medio de escaleras ubicadas por cada calle que la circundaba, y como lugar muy seguro para los infantes y los vecinos, era muy demandado por la población del lugar, aunque constituía una explanada de cemento con bancos sin árboles.
Pero ¿siempre existió allí?, años después al tener su primera basificación en ese lugar la Policía Especializada, se observó, como parte de la gestión de la Oficina del Historiador, que el parqueo subterráneo desaparecía y volvía a su lugar la conformación original de la Plaza Vieja, recuperando su fuente de siglos atrás, lugar que tanto representa en la historia primera de la capital.
¿Por qué allí se construyó aquí un parqueo? La respuesta, o parte de ella, puede ser la que ofrecemos a continuación.
Corría la década entre los años 40 y principios de los 50 del siglo XX, la mafia norteamericana, que tanto desarrolló su industria del vicio en La Habana, observaba como este territorio le resultaba pequeño para el desarrollo de un turismo basado en la prostitución, el juego, las drogas y otros vicios que les reportarían grandes beneficios atendiendo a la creciente demanda. Se justificaba entonces la creación de un “proyecto de urbanización”, que facilitara estas inversiones, como las que después se hicieron hacia el Vedado, Miramar y Malecón.
Concluía el período de los gobiernos auténticos y el “hombre fuerte¨ de años atrás, el mejor socio cubano que tenían los mafiosos, volvía por un golpe de estado militar al poder. Comenzaba entonces una carrera desenfrenada por aumentar los negocios a como diera lugar y el terreno del actual Centro Histórico de La Habana era un buen soporte físico para ello. Su ubicación costera y su carácter de ciudad yanqui lo hacían ideal para el arribo diario de miles turistas norteamericanos en minutos desde la Florida, que venían a hacer aquí muchas de las cosas que les estaban prohibido hacer en su país.
Pero el cinturón portuario y el acceso a la zona antigua, incluido las calles creadas en la zonas de los antiguos fosos de la Muralla de la Habana, y la poca longitud entre esquinas, hacía difícil el acceso a los nuevos espacios creados, o previstos a crear, y por ello, se realiza una investigación con el auspicio del Gobierno y la participación de diversos especialistas, empresas privadas y de la Policía de Tránsito, con la asesoría de expertos estadounidenses en el tema y determinaron entre otras cosas lo siguiente:
Como al gobierno de turno no le importaba destruir el patrimonio edificado, sino las futuras ganancias, comenzaron las construcciones y así surgieron los edificios de parqueos en torres en las calles San Juán de Dios, Empedrado (con dos), Compostela – Aguacate entre Muralla y Teniente Rey (doble entrada y salida) y los de la calle Amargura, en donde se edificaron bloques modernos que no respetaron el entorno antiguo y originó una circulación vehicular inusual, pues a ello se unió el espíritu de empresa y se le adicionaron plantas de mecánica y electricidad automotriz ligera, fregado, engrase y servicio de combustible.
Pero volviendo al proyecto de los parqueos subterráneos, el estudio referido pretendía perforar por debajo de la Plaza de Armas, el Parque Cervantes (San Juan de Dios) y debajo del Parque Central, en donde se dejarían algunos elementos simbólicos por arriba, si era factible, si no, desaparecerían y por debajo estarían circulando o haciendo estancia los vehículos.
De este proyecto solo se ejecutaron los parqueos de torres referidos y en los subterráneos el ya referido de la Plaza Vieja aunque; con el derribo total del edificio de la primera sede universitaria cubana y la construcción de una inmobiliaria con fines turísticos, que incluía un “helipuerto” para el aterrizaje de helicópteros con fines turísticos, el parqueo subterráneo se hizo aquí, al igual que ya se había ejecutado el destinado para la sala de juego que en su sótano poseía el bar – restaurante “Sloppy Joe’s” en Zulueta y Animas, ambos muy cerca de la Plaza de Armas y del Parque Central.
De igual forma, cerca del Parque Cervantes se construyó un edificio moderno, de metal y cristales con los fines de parqueo, que no fue inaugurado como tal y fue dedicado después de 1959 a albergar diversas entidades institucionales.
Fuera del área más antigua de La Habana, en el actual municipio de Centro Habana, se construyeron edificios de parqueo en las calles Concordia y San Nicolás, en la calle Pocitos por la parte trasera del actual edificio del Ministerio de Energía y Minas y el súperparqueo ubicado en la calle Estrella, que pertenecía al mercado de Carlos III, estos dos últimos bastante subutilizados actualmente.
Este gran proyecto no estuvo muy lejano en el tiempo al de los conocidos como “parquímetros”, un invento estadounidense que muy rápido se instaló en nuestra capital en diferentes áreas. Ello unido a la instalación de semáforos, señales de parqueo, pare o ceda el paso, o parqueos en esquinas y áreas donde existían instalaciones comerciales, gastronómicas o de otro tipo, con las posibilidades de mayores “ganancias” mal habidas para los personeros del gobierno local, sus inspectores y los jefes de policía, hicieron proliferar en La Habana Metropolitana un sinnúmero de estos equipos e instalaciones. Pero estos son temas para próximos artículos.
Por suerte para el patrimonio histórico- cultural de La Habana y de Cuba vino el 1ro de Enero de 1959 y como dice la canción de Carlos Puebla… “llegó el Comandante y mando a parar”.
deberian tomar esta idea o alguna nueva porque de verdad es critica la situación de los parqueo en la ciudad y ahora sobre todo con las nuevas caracteristicas que esta retomando la ciudad en el turismo, se estan construyendo grandes hoteles pero donde parquean los turistas sobre todo en la parte de prado y sus adyasentes se debe trabajar en eso para asi tener el paquete completo gracias….
Demasiado politizado y por tanto poco objetivo el articulo. La Habana Vieja era antes de 1959 el centro politico-administrativo de la ciudad y requería de áreas de parqueo adicionales a las que permitian las calles estrechas. No hay que olvidar que en esa epoca pasaban más de treinta rutas de guaguas y autobuses por esas calles que conectaban esa zona con el resto de la ciudad y todo fluia con orden y para eso se hicieron los edificios de parqueo, que en su concepto no eran malas soluciones sino por el contrario la que era la más indicada. No creo que las mafias norteamericanas estuvieran mandando en esa área, donde casi todo estaba legislado y ordenado y habia un control del territorio que deberiamos envidiar hoy, donde la indisciplina y el deterioro asustan. Y mucho peor que esos parqueos es la iglesia ortodoxa rusa que no tiene absolutamente nada que ver con la arquitectura ni con la cultura cubana y creo que no fueron la mafias norteamericanas quienes la impusieron.
muy interesante, me encantó. Lo imprimí para que lo lea mi mamá y recuerde su época. Gracias por el artículo
[…] parqueos en torres en las calles San Juán de Dios, Empedrado (con dos), Compostela – Aguacate entre Muralla y Teniente Rey (doble entrada y salida) y los de la calle Amargura.
Por favor, usted tiene alguna referencia de los edificios que tuvieron parqueos subterraneso específicamente en la calle Amargura, o algun afuente que pueda consultar?saludos
Oigan me gusto mucho este artículo, creo que es algo bien diferente a lo que usualmente publica RAZONES, es un pena que lo haya leido justo ahora despues de algunos dias de su publicacion, pero me gusto, ojalá y textos como estos se repitan.
hola: es cierto y necesario cuando el Centro Historico retoma su condicion de Centro y cuando el mayor nuemro de turistas, estadounidenses en su gran mayoria en los años 50, rebasaba en algo el medio millon de personas segun la Policia Turistica de la época.
hilario: es politizado a su forma de ver; pero era la realidad, el estudio fue hecho por tecnicos estadounidenses, cuando se intentaba despoblar esta parte de La Habana de los edificios antiguos y hacer construccionespara el turismo que se avecinaba. Ejemplo el derribo hasta dejarlo a flor de tierra de la Antigua Universidad San Geronimo y la construccion de un helipuerto para los estadounidenses que venian en esa forma de turismo a Cuba y el calculo de las posibilidades de parqueo en el Centro Histórico fue tambien hecho con ese fin. Lastima de no ver lo que no conviene ver.Se colsultaron fuetes de la época y como se comienza vivencias personales, mi padre laboraba en la antigua firma “Humara y Lastra S en C”.
edilia, anicia y ariana: parece que al sexo femenino le gusta el articulo, edilia saludos a su mama que debe ser de la tercera edad como yo, anicia, buscaré nuevas referencias porque el parqueo subterraneo fue una solucion en algunos edificios de la epoca para varios lugares de la capital o al menos en los bajos de los edificios y ahora alguno son apartamento, almacenes u otras cosas, hilario y ariana: tengo otro sobre las rutas de omnibus en el centro historico que eran mas de 30 y algunas con paradas para viajes interprovinciales, saludos.
Señor Villanueva:
o he leido por completo sus dos articulos, pero sí le puedo decir una cosa, MUY INTERESANTES!!!, y más interesante aun es poder compartir y discutir con el articulista, quien como usted no está imponiendo un criterio o un punto de vista, sino siendo ojetivo y exponiendo sus ideas, lo por usted vivido, abiertas al dialogo y la discusión. Muchas gracias, y a usted, al igual que a Ciro Bianchi (lo que quizás no venga, y sí, al caso), es permitinos a los no tan jóvenes pero que no llegamos a vivir plenamente esa parte de nuestra historia, a comprenderla, a analizarla, y a no cuestionarla, pues cada quien vive su historia en el momento justo que le ha tocado vivir. A usted, nuevamente, MUCHAS GRACIAS y ojalá nos siga regalando esos momentos. Que Dios le bendiga, gracias.